miércoles, 6 de mayo de 2009

¡Ah que buena verga!

Sabrá Dios por qué vergas a los culichis se nos llena la boca cada vez que hablamos del miembro viril masculino. Todo el día lo mencionamos; incluso, irónicamente, a pesar de que se refiere al órgano más macho del varón, lo colocamos en el género femenino. Es La. Es La Verga. La Señora Verga: multisemántica, con abundantes connotaciones, recta y curiosa, coqueta y penetrante, babosa y testaruda, caprichosa, juguetona, dura, frágil y blandengue, amorosa y tenebrosa, aferrada, venosa, venenosa, hinchada cuando se exalta: Embarazadora cuando se embriaga.
Y es tanto lo que La Verga inspira y aromatiza nuestras vidas que no sale de nuestro vocabulario. Se encuentra en el primer renglón de la primera página de nuestro glosario.
Y miren si no…
Era junio de 2007. Hacía un calor de la verga. Lacho se encontró a Topi a afuera del abarrote de doña Chayo e iniciaron la plática. Sentados en cuclillas y recargados en la pared de la tienda. Un muro pintada de blanco con enjarre cuarteado. Lacho tomaba una cocacola de vidrio para pasarse un bollito; Topi un escuer con un pan llamado arepa (Es una masa horneada con forma de aleta de buzo).
Ambos vestían pantalón de mezclilla, huaraches de plático, camisetas de resaque Zaga y una gorra sin marca: la de Lacho adornada con la imagen de la Guadalupana; la de Topi con Malverde.

Lacho: ¿Qué haces vergas?
Topi: Nada. Aquí valiendo verga.
Lacho: ¿Y eso?¿Te mandaron a la verga en tu chamba o qué?
Topi: Nooo. Es que me dijeron que me pusiera verga, que trabajara más o que me iba a cargar la verga. Me querían mandar hasta la quinta verga a chambear y antes de eso yo los mandé a la verga primero.
Lacho: Está bien, que sepan quién es más vergas.
Topi: Mi jefe se cree la quinta verga pero conmigo se la peló.
Lacho: ¿Y eso? ¿Te quiso verguear?

Topi: Siii… Se cree muy verga el vergas…
Lacho: Si quieres le metemos unos vergazos.
Topi: Mejor aún, tengo un amigo puñal y le voy a decir que le meta la verga. Te aseguro que con eso le bajará de verga el muy vergas.
Lacho: Eso se oye bien. Ya veo que tú también te la tiras de muy verga, vergas.
Topi: A güevo… yo soy la mera verga...

Y así este par de vergas pasaron la tarde completa hablando del miembro viril masculino a placer. No se lo sacaron de la boca por horas. Al caer el sol se despidieron con un amigable “ponte verga”. La tarde siguiente se encontraron de nuevo y hablaron de la misma verga, nomás que ahora le mezclaron un poco de güevos. Y es que hablar de güevos es agüevo, no es que se necesiten muchos güevos para esto. Imagínense sólo hablar de vergas… ¿qué aburrido no?

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