jueves, 29 de enero de 2009

Graciela no pasa calores...

Bendito clima, los chilangos no se lo merecen. No sólo no hace calor y sale poco el sol, sino que además… además… ¡la chela no se calienta! Esa sí es una gracia.
No importa la época del año. El pisto siempre está fresco. Atrás quedan esas chelas a la mitad olvidadas en maceteras o botes sin terminar tirados a la mitad de la calle porque se calentaron.
Tampoco es necesario cuidar a los compañeros de parranda; estar detrás de ellos para que no desperdicien el líquido vital, como sucede en ciudades calurosas de México.
Y es que todo buen pisteador sabe que uno de los principales pecados en la ingesta líquida es no acabarse la chela, desperdiciarla.
Aquí, en chilango, las botellas no sudan y, no sé qué tendrá qué ver la altura, pero pega menos el alcohol.
Dicen los pisteadores (los maestros)que debería ser al revés, que en el DF debe pegar más duro. Como ejemplo recuerdan que en las pisteadas a nivel del mar se puede tomar un 50 por ciento más y hasta el doble de alcohol que lo que se ingiere en la ciudad de Culiacán, capital de Sinaloa, por ejemplo.
Si supieran (y lo dirijo a los que viven en zonas cálidas) los padre que es decir: “¡Mete las chelas al refri y en 30 minutos estarán como trasero de pingüino. Ahhhhh!”
Pero no sólo es esto, en el Distrito Federal las tiendas de conveniencia no dejan de vender pisto en toda la noche y al mismo precio, también venden en pequeños abarrotes. En cambio en Culiacán, a las 11:00 horas aumenta el precio del pisto y restringen los lugares de compra. Además a las 4:00 horas dejan de vender en todos los puntos. ¡Qué estupidez la del Gobierno!, no cabe duda que cuando no se tiene nada importante qué hacer toman medidas populistas orilladas a las convicciones más conservadoras, con la absurda idea de disminuir los índices de inseguridad. ¡Por favor!
¿En qué beneficia aumentar de precio al pisto para disminuir la violencia si los narcos y delincuentes son los que más dinero tienen para comprarla a cualquier costo?
No veo lógica asimilable que no sea una actitud mocha que busca quedar bien con los padres de familia, con la sociedad religiosa y económicamente poderosa en el estado.

El chiste es que la cerveza no se calienta, que venden Indio en cualquier lugar y que no le aumentan el precio. Aquí es el paraíso de la ingesta… ¡qué bien!
Lo único que se extraña como “modus-pistiandis”, es que no se acostumbra sacar una hiela a la calle, prender el estéreo del carro a todo volumen y ahí, en la banqueta, hacer el pistilo. Nada es perfecto:Unas por otras.
Por cierto, hablando de otras: ¿Saca las otras no?

sábado, 17 de enero de 2009

Pobres moteles

Cuando los vi, pensé que estaban fusionándose. Que una amalgama de carne se mezclaba. Al observar a los más feos, a esos personajes que no sabes si son hombres, mujeres o pambazos, me recordaron a la película Alien. Pensé que se estaban combinando. Después me di cuenta que eran un par de novios que intercambiaban caricias en el metro. Sí, de esas caricias, “tocamientos obscenos”, que intentan prohibir en Guanajuato, tierra de la ultraderecha mexicana.
En el DF, si se prohibieran, seguramente recabarían en multas más dinero de lo que reciben en remesas de los mexicanos que viven en Estados Unidos. Y es que aquí, a diferencia de Sinaloa, cualquier lugar es bueno para compartir la saliva, para arrimarle el “congelado de vainilla” (boli de vainilla) a la señorita o para darle un pellizcón de nalga. Y es en serio, cualquier lugar es bueno.
Incluso, cuentan que en ocasiones, el último vagón del metro se convierte en un centro de intercambio sexual entre individuos del mismo sexo.
Es la libertad que se respira en el Distrito Federal. Esa que sólo se logra cuando viven millones de personas. Cuando están seguros que nadie los verá ni serán acusados con los padres. Cuando se sienten incógnitas aunque no siempre lo sean.
Pobres moteleros, ¿quién los visita?

martes, 6 de enero de 2009

Una paja en el pajar

En esta ciudad todos somos una gota de mar, difícil de distinguir pero fácil de evaporar.
La Ciudad de México tiene magia; historia; civilización; tacos al pastor; tortas de tamal y por supuesto chilangos.